MANIFIESTO DE LOS JOVENES. BUCHENWALD, 6 DE ABRIL 2025.
Nosotros los jóvenes europeos MANIFESTAMOS,
Que se cumplen ahora 80 años de la liberación de este campo y 76 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la que participó un ilustre deportado francés Stephan Hessel, y donde apenas tres años después del Holocausto, se reconocían solemnemente los derechos fundamentales a la libertad y a la vida.
En ese momento se aseguró que crímenes contra la humanidad, contra la libertad y la dignidad de los pueblos, como pasó en Buchenwald, no se volverían a repetir nunca más. Sin embargo, hoy nos estamos encontrando ante una Europa y un mundo que permite que se olvide que toda persona, independientemente del suelo en el que fue criada, tiene el derecho a la libertad, a la seguridad y a la vida.
Por eso los jóvenes de hoy tenemos la responsabilidad de llevar nuestra memoria por bandera, y no dejaremos que nadie nos diga que nuestra historia no es cierta, haremos frente a los negacionistas y tergiversadores. Nosotros no vamos a cometer el error de olvidar nuestro pasado.
Se nos repite fervientemente que el fascismo ya no es un problema importante en nuestro presente, a pesar de que seguimos viendo cómo en el mundo actual se persigue a individuos y pueblos, se crean campos para inmigrantes, y se fomenta el odio, el racismo, el antisemitismo, y las guerras. Denunciamos también los actuales conflictos armados en Oriente Medio, en Ucrania y en otras partes del planeta y denunciamos a su vez, el creciente rearme que contribuye al aumento del clima bélico, en detrimento de los servicios sociales públicos.
¿Son conscientes ustedes de que no pueden, que no podemos, dejar que las élites saquen provecho de conflictos bélicos y seguir diciendo que el auge de la extrema derecha no es un problema?
Denunciamos al mismo tiempo el uso permanente de las mentiras, la desinformación y el uso sectario de las redes. Están intentando gobernarnos con odio y violencia contradiciendo la filosofía del juramento de Buchenwald de construir un mundo en paz y libertad.
En momentos así no podemos evitar pensar en deportados como Jorge Semprún, escritor español y víctima en este campo que afirmaba que fue detenido por ser un hombre libre, por sentir la necesidad de ejercer su libertad y por asumirla.
Están permitiendo que un concepto tan bello para el ser humano como lo es la identidad y la pertenencia se convierta en un arma que nos separe de la realidad, dividiendo a las naciones y sociedades libres. Separando una unidad que nos pertenece.
No olvidemos a quiénes hablaban de naciones grandes defendiendo la muerte de inocentes, defendiendo la segregación, o quitándoles el título de “personas” a otros seres humanos.
Un lugar como este no puede permitir la repetición de errores semejantes, ¡no otra vez!
Llamemos a las cosas por su nombre sin usar excusas atemporales. El fascismo existe hoy en día, las formas de pararlo, también. Somos todos, ustedes y nosotros, los que tenemos que recordar que la fuerza para hacerlo siempre ha estado presente.
No puede haber democracia si no hay nadie que realmente represente al pueblo, y un pueblo que ha olvidado sus tragedias está destinado a ser la próxima víctima.
Por esto mismo preguntamos, ¿a cuántos homenajes vamos a seguir asistiendo? ¿y nuestros hijos? ¿Cuánta gente va a seguir muriendo de forma injusta todavía hasta que logremos poner fin a tanta crueldad?
Los jóvenes sabemos que el ser humano puedeescoger entre su propósito de ser bueno o errar en su maldad. Debemos crear las condiciones para que prevalezca el bien. Si no lo hacemos habremos defraudado a nuestra propia naturaleza y al compromiso que los liberados un 11 de abril de 1945 manifestaron en su juramento.
Uno de ellos, Stefan Hessel nos llamó a indignarnos, y su compañero, Jorge Semprún, a que nos formáramos, nos organizásemos y actuáramos.
Aquí y ahora nosotros los jóvenes animamos a todos a continuar la lucha en nuestro mundo convulso como ciudadanos de una Europa democrática y unida. A no defraudar más vidas.