Tras la ocupación de Alcanyís y Casp por las tropas fascistas, en la primavera de 1938, la familia abandonó el pueblo y Edmon los siguió desde Mora, donde continuaba los estudios. Una breve estancia en Barcelona y en El Papiol precedió el éxodo de la familia hacia Francia.
A principios de febrero de 1939 cruzó la frontera y, junto a su padre, fue internado en el campo de Saint-Cyprien, cercado por la alambrada y el mar, de donde consiguieron evadirse gracias a unos amigos. Después de reunirse con la familia, se instaló en Auch (Gers) y, con el imparable curso de la guerra, la casa se convirtió en un lugar de encuentro de exiliados y refugio de maquis, hasta que, en diciembre de 1943, Edmon Gimeno fue detenido por la Gestapo e internado en las prisiones de Toulouse, Biarritz y Burdeos, desde donde fue trasladado a Compiègne. El 27 de enero de 1944 salió en un convoy hacia Buchenwald y, a los pocos días, fue destinado al infernal campo de Dora, donde trabajó en los túneles y en diversos comandos. Los bombardeos aliados afectaron el propio campo y determinaron su evacuación, cuando los estadounidenses se encontraban a pocos kilómetros, de manera que Edmon Gimeno emprendió un espantoso viaje, en vagones de ferrocarril descubiertos, hacia Bergen-Belsen, donde permaneció en condiciones espantosas hasta la llegada de los británicos, el 15 de abril de 1945. Evacuado en camiones militares, a través de Alemania y Holanda, y en tren a través de Bélgica, llegó a París, desde donde se dirigió al sur para reunirse con la familia.
Después de pasar un año en el hospital Saint-Jean, cerca de Perpiñán, para recuperarse de las secuelas de la deportación, reanudó sus estudios y logró cursar la carrera de Geografía en la Universidad de Montpellier y, una vez licenciado, regresó a España en 1951, donde ya se habían instalado su madre y sus hermanos pequeños, mientras su padre permanecía en Francia. Revalidó sus estudios en la Universidad de Zaragoza y, tras unos años ganándose la vida dando clases particulares, entró como redactor en la Editorial Salvat de Barcelona, en 1966. Mientras tanto, su padre seguía en Francia, hasta que decidió regresar a mediados de la década de los 60, pero las autoridades franquistas lo condenaron a prisión, pena que cumplió en Tarragona y en la Modelo de Barcelona, hasta que fue puesto en libertad, con la condición de abandonar el país. Custodiados por la Guardia Civil, Edmon y sus hermanos acompañaron a la frontera a su padre, quien no podría regresar a España hasta poco antes de la muerte de Franco.
Hasta su jubilación, Edmon continuó trabajando en la misma editorial, y, después de unos años, se instaló definitivamente en Caseres, el pueblo donde sigue residiendo. Desde su fundación se vinculó estrechamente a la Amical de Mauthausen y otros campos, participando en encuentros clandestinos y colaborando, con su testimonio, en obras tan emblemáticas como Els catalans als camps nazis de Montserrat Roig. En 2007 vieron la luz sus memorias, publicadas por la Amical, con el título Buchenwald, Dora, Bergen-Belsen. Vivències d’un deportat. Hasta su muerte en 2014, mantuvo su compromiso con la memoria sobre la deportación republicana, con viajes a los campos, conferencias y entrevistas con los medios de comunicación.