El Juramento de Buchenwald
El texto del juramento fue redactado por el antifascista alemán Walter Hartel y Marcel Paul. La versión francesa fue leída por Pierre Durand.
El juramento de Buchenwald representa el compromiso de los supervivientes con la lucha antifascista y con la paz y la libertad. A pesar de su antigüedad e historia, hoy sigue siendo plenamente vigente y sirve de guía a los movimientos sociales antifascistas, antirracistas y pacifistas en su constante lucha por hacer del mundo un lugar mejor.
“Nosotros, los detenidos de Buchenwald, hemos venido hoy para honrar a los 51.000 prisioneros asesinados en Buchenwald y en los Kommandos exteriores por los brutales nazis y sus cómplices.
51.000 de nuestros compañeros fueron fusilados, ahorcados, atropellados, heridos de muerte, asfixiados, ahogados, envenenados y muertos por picaduras.
51.000 padres, hermanos, hijos murieron de una muerte llena de sufrimientos, porque lucharon contra el régimen de los asesinos fascistas.
51.000 madres, esposas y cientos de miles de niños nos acusan.
Nosotros, los que quedamos con vida y que somos los testigos de la brutalidad nazi, hemos guardado con una rabia impotente la muerte de nuestros compañeros. Si algo nos ayudó a sobrevivir, fue la idea de que llegaría el día de la justicia.
Agradecemos a los ejércitos aliados, a los estadounidenses, a los ingleses, a los soviéticos, y a todos los ejércitos de liberación que luchan por la paz y la vida de todo el mundo. Rendimos homenaje al gran amigo de los antifascistas de todos los países, al organizador e iniciador de la lucha por un mundo nuevo, F.D. Roosevelt. Honor a su memoria.
Nosotros: los de Buchenwald,
Rusos, Franceses, Polacos, Checoslovacos, Alemanes, Españoles, Italianos, Austriacos, Belgas, Holandeses, Luxemburguenses, Rumanos, Yugoslavos, Húngaros…
Luchando en común contra las SS, contra los nazis criminales, por nuestra liberación.
Un pensamiento nos anima.
Hemos llevado con muchas lenguas la misma lucha dura y despiadada. Esta lucha exigió muchas víctimas y aún no ha terminado.
Las banderas aún ondean y los asesinos de nuestros compañeros aún viven. Nuestros sádicos torturadores están aún en libertad.
Es por eso que juramos sobre estos lugares de crímenes fascistas, ante todo el mundo, que no renunciaremos a la lucha hasta que el último de los responsables sea condenado ante el tribunal de todas las naciones:
El aplastamiento definitivo del nazismo es nuestra tarea.
Lo debemos a nuestros compañeros muertos y a sus familias.
Levantad vuestras manos y jurad para demostrar que estáis preparados para la lucha.”